domingo, 21 de junio de 2009

El águila y la gallina


Basada en una antigua leyenda, esta fábula que recomiendo a todo el mundo, nos recuerda que los cambios sólo se producen si actúan las conciencias y para ello es necesario recurrir a todo aquello que las pueda despertar cuyo propósito han querido cumplir siempre los grandes cuentos y leyendas desde la noche de los tiempos.

Así resume Leonardo Boff la fábula en la que ha basado el libro:

"Era una vez un campesino que fue al bosque cercano a atrapar algún pájaro con el fin de tenerlo cautivo en su casa. Consiguió atrapar un aguilucho. Lo colocó en el gallinero junto a las gallinas. Creció como una gallina.

Después de cinco años, ese hombre recibió en su casa la visita de un naturalista. Al pasar por el jardín, dice el naturalista: “Ese pájaro que está ahí, no es una gallina. Es un águila.”

“De hecho”, dijo el hombre. “Es un águila. Pero yo la crié como gallina. Ya no es un águila. Es una gallina como las otras.

“No, respondió el naturalista”. Ella es y será siempre un águila. Pues tiene el corazón de un águila. Este corazón la hará un día volar a las alturas”.

“No, insistió el campesino. Ya se volvió gallina y jamás volará como águila”.

Entonces, decidieron, hacer una prueba. El naturalista tomó al águila, la elevó muy alto y, desafiándola, dijo: “Ya que de hecho eres un águila, ya que tú perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tus alas y vuela!”

El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista. Miraba distraídamente a su alrededor. Vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos. Y saltó junto a ellas.

El campesino comentó. “Yo lo dije, ella se transformo en una simple gallina”.

“No”, insistió de nuevo el naturalista, “Es un águila”. Y un águila, siempre será un águila. Vamos a experimentar nuevamente mañana.Al día siguiente, al naturalista subió con el águila al techo de la casa. Le susurró: “Águila, ya que tú eres un águila, abre tus alas y vuela!”.

Pero cuando el águila vio allá abajo a las gallinas picoteando el suelo, saltó y fue a parar junto a ellas.

El campesino sonrió y volvió a la carga: “Ya le había dicho, se volvió gallina”.

“No”, respondió firmemente el naturalista. “Es águila y poseerá siempre un corazón de águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar”.

Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano. Tomaron el águila, la llevaron hasta lo alto de una montaña. El sol estaba saliendo y doraba los picos de las montañas.

El naturalista levantó el águila hacia lo alto y le ordenó: “Águila, ya que tú eres un águila, ya que tu perteneces al cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela”.

El águila miró alrededor. Temblaba, como si experimentara su nueva vida, pero no voló. Entonces, el naturalista la agarró firmemente en dirección al sol, de suerte que sus ojos se pudiesen llenar de luz y conseguir las dimensiones del vasto horizonte.

Fue cuando ella abrió sus potentes alas. Se erguió soberana sobre sí misma. Y comenzó a volar a volar hacia lo alto y a volar cada vez más a las alturas. Voló. Y nunca más volvió.

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Pero hubo personas que nos hicieron pensar como gallinas. Y aun pensamos que efectivamente somos gallinas. Pero somos águilas.

Por eso, hermanos y hermanas, abran las alas y vuelen. Vuelen como las águilas. Jamás se contenten con los granos que les arrojen a los pies para picotearlos."

"El águila y la gallina son aquí una metáfora de las dos dimensiones de la existencia humana. El enraizamiento, lo cotidiano, lo limitado, lo prosaico: la gallina. La apertura, el deseo de lo poético, lo ilimitado: el águila. La pregunta no puede demorarse más: ¿cómo equilibrar estos dos polos?, ¿cómo lograr que la cultura de la homogeneización no ahogue el águila que llevamos dentro y nos impida volar? Para dar una respuesta convincente a esos desafíos, el autor recala en la moderna cosmología, en la psicología profunda, en la antropología actual, en la ecología, en la espiritualidad y en la mística. El resultado es una reflexión sencilla y sincera que provoca el entusiasmo en la búsqueda de la identidad humana través incluso de sus contradicciones de tipo personal, social y planetario. "

José Antonio Sha


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